Les traigo un tema que es considerado muy importante e interesantes del cual espero que saquen mucho provecho, ¿Por qué ser un consumidor consciente y responsable?, partamos del concepto de ser consumidor: “Tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios” (según la RAE). Lamentablemente hay una realidad en la sociedad que ha ocasionado enormes impactos a nivel ambiental y social.
Por ejemplo, debemos tomar en cuenta lo que realmente necesitamos Vs., lo que queremos, debemos tomar en cuenta que lo que necesitamos lo usamos todos los días o casi todos los días, y lo que queremos podría ser por estatus social, por moda o simplemente por capricho. Es por ello, que nos deberíamos hacer la gran pregunta antes de querer adquirir algo: ¿Realmente lo que queremos comprar lo necesitamos?
Bajo este contexto se vuelve preciso abandonar la postura de consumidor y empezar a actuar como ciudadano. Es decir, asumir responsabilidades en nuestro comportamiento, al comprar en el supermercado, adquirir productos ecológicos o reciclar.
El comprar con responsabilidad no debería ser complicado para nosotros. Hay muchos productos que actualmente destruyen el medio ambiente y es preferible pensar en adquirir productos ecológicos. En mi caso, mi familia y yo usamos productos reciclables desde hace tiempo y que son de buena calidad, me pregunto si estas campañas de utilizar productos renovables, realmente convencen a las personas para convertirse en consumidores conscientes.
En los últimos años, estoy prestando mucha atención al tema. Ser un consumidor consciente significa buscar productos ecológicamente correctos que promuevan a los pequeños negocios y ofrezcan un salario digno a las personas que los producen. La idea es que, cada vez que gastamos dinero, estamos eligiendo en qué tipo de mundo queremos vivir. Pero esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Empecemos por los aspectos positivos del consumo consciente:
- Primero, promueve más concienciación y consideración por los demás.
- Segundo, nos debemos plantear preguntas difíciles sobre el impacto que nuestras elecciones tienen en el medio ambiente y en las condiciones de vida de otras personas.
- Tercero, si un número suficiente de personas usaran bien su conciencia y fueran responsables a la hora de comprar productos, las empresas que abusan del medio ambiente y de los trabajadores se verían obligadas a cambiar su modelo de negocio.
Debemos de recordar que comprar por comprar es un gasto innecesario e inclusive desfalca el presupuesto personal o familiar.
Lo recomendable es pensar en la calidad al momentos de adquirir un producto, en vez de adquirir un producto de mala calidad o mal fabricado, a veces lo barato sale caro. Por ejemplo: si compramos un par de zapatos porque es necesario deberíamos pensar realmente en hacer un esfuerzo en un solo gasto costoso y no realizar un gasto económico en un zapato que no dure mucho y luego gastar en dos, tres o más zapatos en el año.
Finalmente, aunque no tenga recompensas inmediatas, el consumo consciente es un intento de convertir el mundo en un lugar mejor, y esa debería ser la recompensa. El consumo consciente es más caro, y esto no siempre es viable para un presupuesto familiar.
Los productos en sí tampoco son perfectos. Por ejemplo, hubo un tiempo en que se recomendaba usar bolsas de plástico y dejar de usar las de papel para evitar la deforestación. Ahora tenemos que usar las de papel y dejar de usar las de plástico. Ambas tienen desventajas. Está claro que deberíamos sólo tener bolsas de tela ecológicas, pero mi punto de vista es que pocas de nuestras elecciones son “perfectas” como consumidores.
Sabemos que es difícil aplicar consistentemente el consumo consciente. Es una buena idea, en teoría, pero no siempre funciona en la práctica. Debemos de ir cambiando nuestros hábitos de compra, ir ajustando ligeramente nuestra perspectiva, solo así seremos un consumidor más consciente y todo será un poco más sencillo.
Para mí, la gran revelación vino una vez que tiraba la basura. Me di cuenta de que da igual que use bolsas de papel o de plástico, todas acaban en la basura (risas).
Otra parte del problema que veo cuando miro el cubo de basura, es que muchos productos que compramos tienen marcas de grandes corporaciones. Las grandes corporaciones no son necesariamente malas, pero su modelo de negocio puede ser oscuro, y sus líneas de abastecimiento requieren enormes recursos. En pocas palabras, cambiar de marca y seguir consumiendo no siempre resuelve el problema.
Así que el cambio que hicimos en mi familia fue sencillo: empezamos a consumir menos y yo aún tengo que tirar la basura, pero es verdad que ahora tiro menos basura.
Otros tips que les podría indicar seria:
- Tratar de comprar un artículo menos por mes.
- Ir menos veces de compras.
- Evitar el fast food y coman en casa con platos de verdad.
- Que sus smartphones duren seis meses más antes de comprarte uno nuevo.
- Apaguen las luces cuando salgan de una habitación.
Si hiciésemos esas cosas sencillas y pequeñas, tendríamos grandes efectos. El consumo consciente y responsable es una elección personal. Nadie puede hacerla por nosotros. La solución no es política, no culpar al otro y no esperar que una nueva institución lo haga por nosotros.
Para nuestra familia, el efecto de consumir menos fue positivo. Ahora podemos ahorrar algún dinero, vivimos con más responsabilidad y estamos aprendiendo a no apegarnos tanto a nuestros patrones de consumo, así se lo enseño a mis hijos.
Quizás lo estás haciendo ya mejor que nosotros, o quizás es un tema que no te interesa especialmente. Todo lo que quiero decir es que puede ser mucho más sencillo de lo que pensamos.
Como siempre les dejo mi consejo:
“Cada uno toma sus propias decisiones, decidamos ser consumidores responsables y consiente, así contribuimos con la sociedad, reforzamos la creatividad en los fabricantes de productos ecológicos, mantenemos una ciudad menos contaminada y ahorramos dinero, sumando más a nuestro presupuesto familiar o personal”